Las mariposas que hoy vemos no son más que una imagen fracasada de lo que una vez fue el murciélago: el ave más bella de la creación. Pero no siempre fue así, en un principio era como le conocemos hoy en día, se llamaba Biguidibella, y era la más fea y desventurada de todas las criaturas.
Un día, acosado por el frío, subió al cielo y le pidió plumas a Dios. Y como Dios no vuelve a tareas ya cumplidas le dijo que le pidiera una pluma a cada pájaro. Y así lo hizo convirtiendose en el ave más hermosa del mundo, todos los pájaros quedaban deslumbrados por su belleza. Pero esa admiración acabo por convertirse en odio. Y todos los pájaros fueron junto a Dios para decirle que el murciélago se burlaba de ellos, entonces Dios llamo al murciélago. Cuando el murciélago llego a junto a Dios este provocó una ráfaga de aire que le arrancó todas las plumas al murciélago haciéndolas caer a la tierra. Cuentan que llovieron plumas durante días, desde entonces sólo vuela en los atardeceres en rápidos giros, cazando plumas imaginarias y no se detiene para que nadie advierta su fealdad.
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